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El corazón de todas las abuelas

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Caminé por las calles de San Antonio. Mi madre, en su arraigado catolicismo, había hecho toda una labor para expropiar los nombres de todos los santos de todos los pueblos donde dio clases. Me acuerdo. - Tenían otros nombres antes, aún los tienen y hay que nombrarlos. Me dijo ::: Me siento muy cactus, le cuento a estas tierras. - ¿Dónde estás J ? ¿Cómo te encuentro? En medio de este desierto aparece en mi mente una forma y apareces tú con ella. Late y sobresale entre la polvareda de esta selva baja caducifolia, se deja ver como el agua interior que fluye debajo de estas polvaredas, como sangre en los estómagos.  La premonición de buscarte dentro de este pequeño desierto me tranquiliza. Me digo:  " Seamos la voz que habla en todas  y seamos este corazón, esta alegría. Una lengua se incrusta dentro de mi lengua, me persigue, otra me calma, otra habla como sola sabe:                      con vehemencia. Otra me ayuda con sus manos a desenterrarte y te encuentro." - Me siento cac

Viaje al centro de mi abuela

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~ Nota aclarativa para cyborgs espías:  Mi abuela en realidad no es mi abuela, es la abuela de mi madre. ~ Nombre: Juana Crescencia Alejandra Cecilia Esperanza Balbina Sosa Tapia, alias J Fecha de nacimiento: + 53, C --> Nació 1933, M -> 14, entonces J nació ~ 1911 Cabello: Blanco, larguísimo, claro, apasionado Otros rasgos:   J veía muertos                               J hacía juguetes de madera                               J cuidó a mi madre                          J es esta planta que se replica 300 habitantes, decía google. ¿Qué hago si todos son Sosa? ¿A quién creerle? Siento además, deseos de encontrar a la hermana menor del esposo de J, que ya se sabe no es mi abuelo.  Así que asisto a varias fiestas patronales, ya lo había hecho antes y me siento preparada. Robo este recuerdo de otros manuscritos: "Mientras repartimos nieve y soletas a las personas, ahí esta ella: formada nuevamente y nuevamente, para sus hijos, que son muchos y siempre famélicos." Los ojo

Amenazas electrónicas

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Reviso mi correo. Como toda Viajera contemporánea: cargo mi celular al Sol y actualizo los mensajes y las últimas noticias que van dejando de importarme. Ahora son mis notas de ficción diarias. Un mensaje. El correo es de Interfona , tiene colores suaves y a la letra dice:  ::: " Sabemos que te quedaste con preguntas y no es recomendable hacer viajes sin saber algunos riesgos.  Sabemos que te interesan los hombrecitos así que te contaremos sobre uno de Ellos: Neruda emprendió su viaje como todos. Preguntando.  Llegó a Estación Manila, compró un boleto de hilos y ahí comenzó una especie de ERROR POETA. Tomó su silla y de cara a Ciela Espera experimentó un viaje sin retorno.  Reconstruyó cielos bellísimos, claro, tenía todos los de Isla Negra, tenía otros de su colección de antigüedades, cielos antiguos que fue uniendo uno con otro. Peces, barcos, miniaturas, timones, sirenas, péndulos gigantes, juguetes.  Reconstruyó el cielo más real que pudo y a la hora 35, así emprendió el viaj

Objetos perdidos

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 A partir de aquí la Voz de quirófano se volvió parte de mi conciencia electrónica.  Al ver los extensos paramos carmesí se orientó mi destino, como si yo ya supiera cómo conducir el viaje. Escribí en mi bitácora: Me ilusionó saberme dueña del recorrido en este instante. Casi tenía toda la seguridad de saber a dónde ir, cómo llegar, cómo seguir hasta La Idea del Pueblo de mi abuela. Sabía perfecto cómo tenía que trasladarme. Estaba a punto de incrustarme en los algodoneros...pero - ¿Qué sucede si no regreso?  - Hay hombrecitos que no lo hicieron.   Puedes visitarlos en Objetos perdidos, muchos de ellos fingieron un cielo o muchos cielos. Al salir de Estación Salida se disolvieron todos. Entonces, creamos un espacio para que puedan encontrarlos y para que puedan buscarlos. (Objetos perdidos de Estación Salida) ::: A pesar de que tengo más preguntas, emprendo, machete en mano, este siguiente viaje.

Algodoneros incendiarios

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 Como iba sentada y tenía todos los detalles de mi viaje en mente, aproveche de dormir. - Llegamos Decía una voz robótica. Me recordó palabras que han dicho otras en otro tiempo como Corazona de robota, metales raros, incluso fierro viejo. La bocina de luz dio más instrucciones, todas ellas relacionadas con una lista de posibles y recurrentes olvidos entre los Turistas de tiempo contemporáneos. A diferencia de otros viajes largos éste no me hizo sentir la sangre espesa o dimensiones de gigante. Había una luz cereza en cada muro, lo inundaba todo, entonces me sentía jovial, hermosa y bendecida.  - ¿Qué era? Pregunté en voz alta: ¿Por qué viajo sola? - No es que nadie más esté viajando. Debes cruzar y llegar por fin a la salida. Me respondía la Voz de quirófano. Al final de este gran pasillo sin frontera están los campos de Estación salida. Mientras camino me acuerdo, evoco la frescura del día, el barullo, los tendidos frenesí: la luz hermoseadora son las lonas rojas de los tianguis de m

Detalles del recorrido

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 Había visto muchas películas de ciencia ficción y como se sabe, en todas ellas hay que construir grandes aparatos de traslado. Sí, como en la ingeniería antigua. :::: Cuando era niña imaginé que los viajes en el tiempo no requerían más que el deseo profundo y un rito para emprender el viaje. Es decir, algo sabía de viajes.  :::: ¿Cómo llegué a Estación Manila? Cruzando estaciones, hago un guiño a los campos algodoneros y a las mujeres escritoras de mi juventud.  Como en un mercado, un nuevo pueblo: preguntando. ¿Es caro?  No existen esas valoraciones, existe el tiempo y lo riguroso, decía una abuela que no tuve. ::: El viaje son los cielos de cada estación, porque siempre habrá un cielo específico a donde querer ir.  La cuestión es llegar a Estación Salida, para ello es que escribo un mapa y para ello es que hilo el mapa mientras viajo.  (Mapa primigenio)